miércoles, 20 de mayo de 2009

SENDERO DE LOS LLANOS DEL REPUBLICANO

Debido a la posible dificultad de encontar el camino correcto, sobre todo en el ultimo tramo del trayecto, adjunto este detallado plano del sendero. (Fuente http://www.topwalks.net/).


La ruta de hoy está situada en el término municipal de Villaluenga del Rosario, pequeña población que se encuentra a camino entre Benaocaz y Grazalema y a las faldas de la Sierra del Caillo. Para acceder a ella tenemos dos opciones: llegar desde Ubrique en dirección a Grazalema, pasando por Benaocaz; o desde Grazalema y el Puerto de los Alamillos en dirección Ubrique. Si venimos desde Benaocaz entraremos lo que se conoce como "Manga de Villaluenga", un impresionante valle por el que discurre la carretera. Villaluenga es la localidad que se encuentra a mayor altitud de la provincia de Cádiz (872 m).

Los Llanos del Republicano son unas enormes explanadas "acomodadas" entre dos sierras: Sierra Peralto y Sierra de Líbar. Sorprende este lugar por resultar extraño su situación, rodeado de cotas que superan los 1.000 m de altitud y por la casi ausencia de árboles, que suelen aparecer en la periferia de los llanos. La ruta comienza en un antiguo hostal que hay en la carretera, justo al lado de una zona habilitada para aparcamiento de vehículos.


El camino esta salpicado por algunos caseríos típicos de la sierra. Aquí nos veis bien pertrechados pues la mañana se presentaba fría, de echo los primeros metros los hicimos bajo una ligera lluvia, lo que nos obligó a ponernos los chubasqueros, y así transcurrió todo el día entre nubes y claros, esperando en cualquier momento nos cayera un aguacero.
En general el sendero, es un paseo sin grandes dificultades, una subida al principio del mismo por un camino cementado, que quizás se puede hacer algo pesado si vas muy cargado, pero sin mayores contratiempos.


A medida que vamos subiendo por el camino, el paisaje se va despejando y empezamos a contemplar las primeras vistas de Villaluenga bajo la sierra del Caillo.


Impresionante vista panorámica en la que se puede ver la localidad de Villaluenga bajo la inmensa mole de la sierra del Caillo.



Terminada la subida llegamos al Puerto de la Viñas, a partir de aquí hay que atravesar un precioso bosque de pinos a la derecha del camino y mas adelante de alcornoque, encinas y quejigos.
Las encinas y alcornoques forman un denso techo natural, lo que permite que a sus pies nazcan colonias de helechos y musgos, realmente precioso, mas en esta época del año (finales de mayo).



Mi querido cuñado explicando que Villaluenga no tiene nada que ver con "lengua larga"... pero no quedamos muy convencidos ...

Panorámica del bosque de encinas .

Llegados a este punto, una serie de letreros (mas o menos bien orientados) nos indica que el sendero de los Llanos del Republicano continua hacia la derecha del sentido de nuestra marcha, hacia el sur. A partir de este punto se inicia una suave bajada que nos llevara hasta los deseados Llanos. Son aproximadamente 2 o 3 kilómetros, que a la vuelta al hacerse cuesta arriba llega a cansar, pero vamos sin los agobios de otras ocasiones.

A esta altura, antes de descender se ven una esplendidas vistas de la Sierra del Libar y todo su valle norte, llegaremos a las mismas faldas de esta sierra, ya varíes algo impresionante.

Enorme ejemplar de alcornoque, con los "pantalones quitados"... que frió por Dios.

Foto de conjunto de los "veteranos intrépidos", acompañados una vez mas por la juventud y fuerza de mi hijo y mi nuera, falta "el cuñao" que esta haciendo la foto... .


Como veis en esta parte del sendero antes de llegar a los Llanos nos encontramos con toda clase de animalitos, algunos hicieron las delicias de todos, otros no tanto ... para mi mujer tanta fauna en directo la mosqueaba un poco.





Por fín llegamos a los Llanos del Republicano. Preciosa panorámica con la sierra de Libar al fondo.



Nos adentramos por el camino que conduce al corazón de los llanos abandonado todo vestigio de árboles, el resto del camino hasta llegar a la falda de la sierra esta totalmente pelado, ni un árbol. Según averiguamos mas tarde estas planicies abundan en la zona y han sido creadas por el hombre para conseguir pastizales para el ganado. Tiene que haber de todo.

El sendero practicamente se pierde en la llanura, una sensación de paz y tranquilidad nos invade mientras poco apoco vas atravesando el llano y nos vamos acercando a la enorme muralla que tenemos delante, es realmente difícil de describir hay que estar allí y sentirlo.

A medida que nos acercamos a las montañas se divisa un grupo de arboles de lo mas propio, ya sabéis para que... el estomago manda, mi cuñado dice que estamos a una distancia de mas o menos "bocata menos cuarto"...







Llegamos al final del sendero, ya en el grupo de arboles y nos encontramos que en la zona han buscado refugio varias cabezas de ganado retinto con sus crías, la estampa es preciosa, pero mi gente dice que esos bichos tienen cuernos y no es por culpa de la vacas, así que tomamos medidas de precaución y no nos acercamos demasiado, "para no molestar", vamos ...






Una vez llegado a las rocas, estuvimos un poco despistados, buscando el camino a seguir. Así que decidimos descansar un poco y tratar de orientarnos, por fin dimos con un cartel que indicaba el Puerto del Correo a una hora y cuarto, pero como no nos fiamos mucho de estos carteles y todo era cuesta arriba por la piedras, tomamos la decisión de buscar un sitio abrigado para comer, que ya va siendo hora.









Desde la posición en donde estábamos, divisamos un grupo de encinas que se ve en la foto de abajo, y consideramos que era el lugar idóneo para nuestros propósitos, así que nos dirigimos hacia ellos.

Aquí podéis ver la imponente verticalidad de la Sierra del Libar desde los Llanos, parece surgida del suelo como por arte de magia, es de una belleza cautivadora.



Preciosa vista desde el lugar donde acampamos para descansar y comernos los reglamentarios bocatas.

Estuvimos viendo la posibilidad de subir un rato por el sendero que conduce al puerto del correo y a la Sima del Republicano, pero mirando el cielo nos dimos cuenta de que las nubes se acumulaban de forma peligrosa, y como hasta ahora habíamos tenido suerte con la lluvia, no quisimos arriesgarnos más y emprendimos el camino de regreso.





Como veis lo de las nubes no es guasa, llegaron a caer incluso algunas gotas de lluvia, el cielo se puso muy negro y nos temimos lo peor.














Así que emprendimos el regreso con este cielo amenazador que podéis ver abajo.


no sin antes dirigir una última mirada a la formidable muralla de rocas que habría hecho las delicias de cualquier "coloso" mitológico

Nuestra perrita-guia Rona, que no paró ni un momento en todo el día, se dirige a los rezagados y los achucha al interior del cercado, como si se trataran de un par de obejas díscolas. Es increible el instinto que tiene.



















Cuando llegamos al final de la llanura, ya emprendiendo la subida hacia el Puerto de la Viñas, el viento cambió y las nubes empezaron a levantar a una velocidad asombrosa, de forma que en unos minutos nos vimos bajo un sol espléndido. Este sendero no es viable en dias calurosos, so pena que te de un soponcio.

Una última mirada a tan espectacular paisaje y continuar cuesta arriba.

Atravesamos nuevamente el bosque de encinas y alcornoques.

Y por fín yá divisamos Villaluenga del Rosario, principio y fin de nuestra excursión, hoy no me atrevo a decir "nuestra intrepida aventura", porque realmente fué un agradable paseo.



Y nada más, amigos hasta la próxima aventura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oleee esos intrepidos senderistas¡¡¡ XDD